lunes, 3 de julio de 2017

ADOLFO RUIZ CORTINES, LA PALABRA CUMPLIDA

   El pasado lunes 3 de julio, se cumplieron apenas 62 años en que la mujer mexicana votó por primera vez en nuestra Historia contemporánea, gracias a la reforma de los artículos 34 y 115, Fracción I, de la Constitución Política de México, dada por Adolfo Ruiz Cortines, Presidente de nuestro País, el 17 de octubre de 1953.  
    No fue fácil, pero siendo candidato a la Presidencia de la República, Ruiz Cortines prometió, el 6 de abril de 1953, ante 20 mil mujeres, si, veinte mil mujeres, que en caso de llegar a la presidencia, empeñaba su palabra de otorgar el voto a las mujeres. 
    Y cumplió su palabra. 
    Fue entonces, el 3 de julio de 1955, cuando las mujeres todas bellas pudieron acercarse a las urnas y emitir su voto: la primera mujer Diputada Federal fue Aurora Jiménez, por el Primer Distrito de Baja California, quien tomó posesión de su cargo en septiembre del mismo año. 
   Pero nuestra historia cuenta muchas más cosas y me da una como angustia existencial cuando miro a las jóvenes mujeres y a otras no tan jóvenes, que gritan y parlotean y quieren participar, (de perdida de diputada, licenciado, no sea malito), pero desconocen en absoluto el esfuerzo de otras muchas mujeres que durante más de un siglo lucharon por que fuera concedido el sufragio a la mujer y se enfrentaron a los maridos y a los hermanos, a los padres y a los hijos, para lograr algo que, en 1884, parecía casi imposible. 
   Si. 1884. Es en aquel año cuando la escritora Laurena Wright Kleinhans, nacida en Taxco, edita la primera revista femenina "Violetas del Anahuac". Fué la primera mujer en plantear, en un medio impreso, "la necesidad de otorgar a las mujeres el derecho al sufragio y ofrecernos igualdad de oportunidades". 1884. 
   Hace 133 años, nomás...
   Y a lo mejor usted también desconoce que fue en 1916 cuando en Chiapas, Yucatán  y Tabasco, se reconoce la igualdad jurídica de la mujer para votar y ser elegida en puestos públicos de elección popular, asunto que le dio infarto a más de cuatro, me imagino, por allá por los caminos del sur... 
   El año pasado, por ejemplo, que yo sepa, nadie hizo mucho caso de que se cumplieron 100 años del Primer Congreso Feminista en Yucatán, que armó un revuelo de muy padre y señor mío en aquellos tiempos, pero gracias al cual la voz de las mujeres se comenzó a escuchar, alto y claro... 
   Aquí en Veracruz, Hermila Galindo, maestra nacida en Ciudad Lerdo, Durango, el 29 de mayo de 1896, participa activamente en el Congreso Magisterial. Una mujer que colaboró con Francisco I. Madero y, a partir de 1914, con Venustiano Carranza. ¡Qué mujeres! 
   Inmersa en la Historia que me toca tan de cerca, igual que a usted, no supe si reir o llorar cuando descubrí, hace muchos años, que en 1922 en San Luis Potosí se aprueba la ley que permite a las mujeres alfabetizadas participar en los procesos electorales municipales y estatales "siempre y cuando tuvieran el permiso del marido". 
   Y me imagino, ni modo, que no a todas les daban permisito: "Orita regreso a preparar la comida, mi amor, nomás voy a votar y vengo de volada".... Algo así... 
    Cuando usted comienza a hurgar en la Historia, tarea que me apasiona, no puede detenerse, porque descubre cosas grandes y maravillosas, muchas de las cuales parecían sueños de "mujeres liberadas" y catalogadas como "luchadoras" y hasta "ligeramente no en sus cabales", pero que finalmente rindieron frutos: usted, mi bella lectora, (debo tener como cinco o seis, digo), vota cada vez que le da la gana y no hay nadie que se lo impida...
   Me dan mucha envidia las mujeres de Finlandia: ellas tuvieron derecho al sufragio desde 1906, caraxo, 1906, tantito antes de que aquí comenzáramos nuestra Revolución, o seáse, La Bola, en la a veces parece que todavía estamos... 
   Igual me dan envidia las mujeres de Dinamarca, Islandia, Alemania, Austria, Estonia, Rusia, Letonia, Polonia Biolorrusia y las demás las busca usted al ratito: ellas, al inicio del Siglo XX, lograron lo que nosotras conseguimos hasta 1953. 
   Adolfo Ruiz Cortines cumplió su palabra: otorgó el sufragio a la mujer. Veracruzano tenía que ser, por supuesto... 
   Y aquí lo dejo porque estoy botada de risa con las historias de las mujeres que han luchado, hasta con rodillo y molcajete, para que usted señora mía y yo, tengamos la malvada credencial de elector. 
   Y nada más... 
   
   

    

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