lunes, 27 de noviembre de 2017

ANDRÉS HUESCA, ALBERTO DE LA ROSA

   En Plaza de Armas, el Zócalo de Veracruz, que es en realidad el foro de esta ciudad, se realizó el pasado viernes 24 el Festival Musical en ocasión del Centenario de Andrés Huesca, el veracruzano que convirtió el arpa jarocha en el instrumento perfecto... 
   La noche era espléndida y aunque llegué muy temprano, como debe uno llegar a todos lados, el público me ganó de calle y de silla, porque tuvimos que robarnos unas sillas de la última fila para sentarnos: Néstor Mora Constantino, José Antonio Mendoza, Miguel Zamudio, Ana Lilia Saldaña de la Universidad Veracruzana y yo, que tuve el honor de representar a la Fundación  500 Años, por indicación del Dr. Jaime Baca Olamendi, Presidente Ejecutivo. 
   El Festival en honor de Huesca fué organizado por Culturarpa, que dirige la joven artista Cristina de la Rosa, así como mi querido amigo Alberto De la Rosa. Cuando Cristy vió la manera en que su señor padre y yo nos abrazamos, casi a punto del llanto, se nos quedó mirando con una pregunta en el rostro: 
   -Es que nomás hace como 50 años que nos conocemos, dijimos Alberto y yo, botados de risa... 
   El espectáculo fue impresionante y se logró gracias al apoyo de la Universidad Veracruzana y del H. Ayuntamiento de Veracruz y en el mismo participaron sopetecientos artistas de los mejores de Veracruz: esos artistas que no le dan a uno "la pena ajena", como cuando oye uno a los trovadores portaleros rimando barbaridades que incluyen palabrotas, para regocijo de un turismo que espera escuchar mentadas, como si todos los veracruzanos habláramos así: nada de eso. Yo hablo así pero "en peor" y en privado, ¡carajo! 
   Hubo breves palabras, entrega de testimonios del Cabildo y de la Fundación... Pero sobre todo hubo música... Música, Maestro... 
    Y en un momentito de la espera a que comenzara el Festival, Alberto me hizo, por adelantado, mi regalo de Navidad: Cuatro discos, el primero de Sones Jarochos, tocados por Andrés Huesca entre 1938 y 1956, 28 sones que incluyen por supuesto el Siquisiri, el Balajú, el Ahualulco, La Bamba, El Huateque y muchas más...
   Otro más: "Canciones", de Andrés Huesca, grabaciones realizadas entre los años 1940 y 1956, que incluyen las voces de Lucha Reyes, Lupita Palomera, Fernando Fernández... Y ahí encontré Las Mañanitas, Paloma Blanca Yo, de José Alfredo Jiménez, Borracho Perdido, Que te ha dado esa mujer.... ¿Recuerdan?... 
   Tres: "La Misa Jarocha", en arreglo especial del grupo Tlen-Huicani y, finalmente, Cantos Navideños, para que esta Navidad mis nietos escuchen esta maravillosa grabación, también del Tlen-Huicani...¡No puedo pedir más!...
   Andrés Huesca, (1917 -1957), el veracruzano que mejoró el Arpa jarocha y la convirtió en el instrumento que fue su vida, por supuesto que emigró primero a la ciudad de México y más tarde a Los Ángeles: un camino que han recorrido muchos artistas, por aquello de que "nadie es profeta en su tierra", que aunque parezca, a estas alturas de la vida, una falacia, no lo es: los que triunfan a lo grande tienen que emigrar, aunque el corazón se les quede aquí, a la orilla del mar y a la sombra de los portales de Veracruz... 
   Su herencia musical pervive: Alberto de la Rosa es uno de los más claros ejemplos. El virtuosismo de Alberto, Director del Grupo Tlen - Huicani, es absolutamente impresionante. La primera ocasión en que escuché a mi amigo Alberto tocar el arpa con la Orquesta Sinfónica de Xalapa, fue inolvidable. Porque era "el arpa jarocha", elevada a instrumento sinfónico, no sólo para los versos de mi querido portal. Era otra cosa. 
   No estoy diciendo que Alberto haya sido "alumno" de Andrés Huesca en el sentido literal del término, ¡ni él ni yo somos tan ancianos, carajo!, sino en el sentido del virtuosismo, de la pasión por la música, de la búsqueda de la perfección a través del estudio y la dedicación, de toda una vida... 
   Es por ello que escribo de Huesca - a quien no conocí, por supuesto-, y de Alberto, a quien si conozco hace sopetecientos años. Porque reconozco en De la Rosa esa dedicación absoluta a un instrumento que, bien mirado, tiene alma, para quien sabe tocarlo... 
  Bueno, nos tocó la parte oficial y Néstor Mora, José Antonio Mendoza y yo hicimos entrega de un Testimonio póstumo a Andrés Huesca, que recibió su hija Gabriela Huesca Roma. (Mientras, el Lic. Miguel Zamudio se puso en calidad de fotógrado no oficial, que mucho agradecemos, pero que conste que lo ayudamos a repartir programas de su Forum 2017, puro danzón). La Fundación 500 Años también, por nuestro conducto, hizo entrega de Testimonios a todos los participantes, como un recuerdo de un Centenario que celebraron, con su música y con el aplauso de un público que abarrotó el Zócalo... 
   Y es claro que llegó un momento en que me dolían hasta los zapatos, por lo cual, como es lógico, fui a dar en compañía del señor marido y de queridos amigos... al portal de Veracruz... 
   Y nada más... 
  
   




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