sábado, 15 de julio de 2017

HOMENAJE A TOÑA LA NEGRA

   Apenas el 5 de noviembre de 1983, el H. Ayuntamiento de Veracruz 1982-1985, que presidió mi amigo Adalberto Tejeda Patraca, organizó el Homenaje a Toña La Negra, "La Sensación Jarocha", en el merito barrio de La Huaca, que fue lavado, planchado y remodelado, tal como se hizo esta semana o más o menos. Todavía no se porque no he ido a caminar por sus calles. 
   Por acuerdo de Cabildo, en 1983, se instituyó la Medalla de Interpretación "Toña la Negra", "misma que será entregada anualmente al mejor intérprete de música romántica popular, con la finalidad única de rescatar los valores artísticos tradicionales, a nivel nacional", decía aquel Acuerdo, que ya forma parte de la Historia de Veracruz. 
   Por culpa de aquel Acuerdo, se creó un Comité Pro-Homenaje a Toña La Negra, el cual, no me pregunten por qué, me tocó presidir. Era el Secretario el Lic. Antonio Saracho Zapata, el Tesorero Martín Salas Gallardo e integrantes Fernando Montiel, Abraham Exsome, Mario Escalante, Gabriel (Gaby) Moreno, Manuel Lorenzo, Félix Garduño Ortiz, Memo Salamanca Herrera e Isabel Morales y, por parte del Ayuntamiento, estuvieron entre otros el profesor César Córdoba, a quien tocó la tarea de redactar un folleto con los datos biográficos de Toña La Negra, de los cuales conservo uno, para los archivos de la egoteca.
   Invitados de lujo fueron Carlos Monsiváis y el artista portorriqueño Antonio Martorell, quien organizó una Expo que se llamó, maravillosamente, "Luto Absoluto", cuando el fallecimiento de Antonia Peregrino. 
   Monsiváis se enteró del festival y me llamó por teléfono, con su estilo: "Marcela, quiero ir a Veracruz". Bienvenido, dije yo, ¿a qué horas te esperamos?. El Alcalde Tejeda Patraca sólo me miró con ojos de misericordia y ordenó reservar hospedaje para los dos invitados, que no podían perderse la fiesta.  
   El Homenaje comenzó desde octubre, con una Ofrenda de Muertos de Milburgo Treviño, en el Palacio Municipal y las Semifinales del certamen para otorgar la Medalla Toña la Negra. 
   El Festival de Homenaje se realizó en La Huaca, ¡desde las 10 de la mañana y terminó a las sopetecientas de la noche, porque a las once en punto entró al quite de la música La Orquesta de Moscovita!... 
   En tal Festival -tengo a la mano el programa-, fueron Maestros de Ceremonias Nayo, Juan Rubén Fernández, "El Criollo" y "Robalito", quienes se turnaron durante 18 horas de farra, en el Callejón de Hornos el cual, a partir de ese día, se llama "Callejón Toña La Negra", y en mismo participaron 24, si señor, veinticuatro artistas locales, incluyendo a la Danzonera Alma de Sotavento, Los Tigres de la Costa, Los Flamers, María Luisa Covarrubias, Marcos Merodio, Melón y de gran final, Moscovita. (A esas horas yo estaba más bien planchada). 
    A las cinco en punto de la tarde, Tejeda Patraca y los invitados y más bien todo el barrio, develaron la estatua de Toña la Negra, obra de Humberto Peraza, sobre la avenida Prim y la Placa en la casa en que nació Antonia Peregrino. 
   No se si la placa que se puso en aquellos tiempos permanece o ha desaparecido con los años y los daños. No importa. La placa original tenía una falta de ortografía y, ¡por supuesto!, no podía permitir que se pusiera. Así que en el Panteón Municipal me encontré un amable señor quien hizo, en mármol, la placa correctamente escrita, que pesaba una barbaridad y que llevé arrastrando.  
   A media fiesta, perdí a Monsiváis, a Martorell y a mi señor marido... 
   A Monsiváis lo encontré sentado entre las Bastoneras del 14, en una banca de madera desvencijada pero adornada de papel de china, platicando con ellas que estaban absolutamente enamoradas de Carlos. 
   "Tómame fotos, Marcela". Por supuesto, me la pasé tomando fotos... 
   A Martorell y a mi señor marido los encontré en "La Palombina", la cantina de la esquina que domina, (y que ha desaparecido), donde tuvieron una historia genial: 
   El señor marido mío, (con su 1.86 de estatura y sombrero), fue interpelado por uno de los concurrentes: 
   -¿Tú quién eres, el Bueno o el Malo?. Porque yo soy el Feo Irresistible. 
   Es claro que el Feo Irresistible más bien estaba hasta las chanclas, como se dice, pero no le tardó mucho el gusto: al ratito llegó una señorona y le increpó: 
   "Desgraciado. Te dejé cuidando a los niños y mira dónde estás". Al Feo Irresistible no le quedó otra que pagar la cuenta y largarse a sus tareas... 
   Todo el día, los habitantes de La Huaca se encargaron de las botellas y las botanas: ninguno de ellos pidió un peso para tal asunto: frente a cada casa había una mesa de mantel de lujo y toda la cosa, con platillos veracruzanos, porque cada uno de los vecinos quería participar en la fiesta y cada una de las señoras quería lucir sus dotes culinarias y es el caso que uno se la pasaba "de mesa en mesa", probando maravillas y dando las gracias y, también, diciendo "ya no no por favorcito, mejor al rato pruebo la tortilla de huevos de tortuga" o algo así.... 
    Naturalmente, a la medianoche Monsiváis, Martorell, el señor marido y lo que quedaba e mí, fuímos a dar a los portales de Veracruz.... 
   Eran otros tiempos. 
   Y nada más... 
    


    


 SAN VALENTÍN, EL ENAMORADO              Yo quería escribir toda suave y modosita sobre San Valentín y contar su enamoramiento de la hija de...