domingo, 13 de mayo de 2018

DIEZ: LA MAESTRA PERFECTA

   Cuando aquella tarde de sábado regresé con una sonrisa de trenza a trenza y le dije a mi Madre mis nefastos propósitos de concursar para Rosa Guadalupana y coronar a la Virgen de Guadalupe el 12 de Diciembre, mi Madre sonrió... 
   Inmediatamente sacó su cinta métrica y me tomó medidas, (era yo una niña grandota y más bien rotunda y crecía que daba miedo), y anotó los metros de tela, satín, tules, encaje de bolillos, "piedrería" y otras maravillas para el traje que luciría en tal fecha, porque estaba segura de que ganaría el concurso, puesto que mi hermana mayor, Raquel, era mi presidenta del Comité y la pequeña Pilar de cuatro años era "vocal"... 
   En esas estábamos cuando apareció, no se cómo, la Maestra: 
   -No puedes ser Rosa Guadalupana porque no sabes leer y tienes que leer la Misa y el Rosario ese día... Y estamos a mediados de octubre. 
   Hice un berrinche de antología y la Maestra me sentó en la mesa del comedor: 
   -Eme a, má, eme e, me, eme i, mí... ¡buaaá!...
   Mi Madre cosía el vestidito y la Maestra me traía frita: 
   -Veamos la lectura...
  Es claro que aprendí a leer y es claro que gané, pero la Maestra no me perdonó una sola tarde de juegos. Todo era la cartilla... 
   Años después, llegué feliz: 
   -Mamá, me seleccionaron para representar a mi salón en el concurso de oratoria... 
   Mi Madre en ese momento, después de felicitarme, se puso a revisar el uniforme que llevaría en ese día y, sobre todo, la maldita corbata azul marino que yo siempre traía echa un tiliche... "Habrá que comprar otra, dijo Mamá"... 
   Y tampoco sé cómo, apareció la Maestra: 
   -¿Y qué tema te dieron?... 
   -Es tema libre, dije, más bien aterrada... 
   -¿Y de qué quieres hablar?
   -De la mujer... 
    La Maestra disimuló una sonrisa y preguntó por qué.. 
   -Porque a las niñas nos tratan mal y la cancha de juegos está fea y la de los niños está muy bien y los baños de niñas son horribles y todo eso... 
   -Bien, dijo la Maestra. Escribe un borrador de dos hojas para que podamos repasar el tema y la voz y ya veremos si puedes... 
   Dos horas después, mientras Mamá terminaba de preparar la cena, la Maestra me pidió el borrador y lo leyó cuidadosamente y, sin saber cómo, me ví elevado cinco centímetros del piso, colgada de la oreja derecha, (que todavía me duele): 
   -¿Tú escribiste esto?
   Síiii 
   -Hoja se escribe con hache... Trae tu cuaderno y escribe hoja doscientas veces... Llegué tarde a la cena. 
  Otros muchos años después, llegué feliz: 
   ¡Mamá!, me voy de viaje. Me tocará escribir los discursos y hacer unos versos para cada país que visitemos. Sólo puedo llevar una maleta para dos meses. Y el neceser chico... 
    Muy bien hija, dijo Mamá. Y comenzó a preparar la maleta, medianita y que no pesara y me enseñó, de nuevo, a doblar la ropa y a repetirme cómo se lavaba por la noche, para que estuviera seca por la mañana y patatín y patatán... 
   Y apareció la Maestra, cuando más feliz estaba, preparando mis "hot- pants" azules y mis botas imitación piel de serpiente... 
   -¿Quién es Torrijos?--- ¿Quién es el presidente de Honduras?.. ¿Cuál es la moneda de Guatemala?.... 
   Ante mi culpable silencio, la Maestra me mandó fuera, esta vez la biblioteca y por las tardes me interrogaba...
   Otros muchos, muchos años después, mi Madre se adelantó en el camino, una aciaga tarde de mi vida, un día en que, otros muchos, muchos, muchos años después, nació mi segundo nieto, dejándome desolada para siempre jamás... 
   Y el mismo día y a la misma hora, también se fue la Maestra... 
   Mi Madre. La mejor Maestra que he tenido en un jardín de niños, una primaria, una prepa, dos carreras profesionales y toda una vida. 
   Y en la figura de mi Madre, Maestra Normalista, rindo tributo a los buenos maestros mexicanos... 
   Diez: la Maestra Perfecta... 
   Y nada más... 





   
  

lunes, 9 de abril de 2018

LA TIENDITA DE LA ESQUINA...

   Quizá usted también se acuerde, -¡tan anciana no estoy!-, de la tiendita de la esquina. Aquella que siempre estaba en una esquina y a la cual los niños corríamos porque a Mamá se le había olvidado un detalle para la comida o por un cuarto de un queso fresco siempre delicioso y otras maravillas de la vida, incluyendo unas estampitas de los álbumes, con fotos de artistas y todo lo demás. 
   Yo me acuerdo. 
   (Luego llegaron las "tiendas de conveniencia", esas que siempre me han parecido el lugar dedicado a la farra, porque hay vinos y licores, chelas, hielitos, papitas, cacacahuates, cigarros, encendedores, galletas, jueguitos, revistas de segunda y algunas otras cosas, incluyendo pagos de tarjetas bancarias y otros servicios y la madre del muerto...) 
   Las tales tienditas fueron muriendo, lentamente, de muerte nada natural. Eran lugares en los que se encontraba de todo y que, en algunos casos, acercándose el fin de quincena, hasta daban crédito a ciertos vecinos "a la palabra": "no se apure, aquí se lo apunto y lo espero el día 15", decían los dueños y permanecieron así hasta la maldita globalización, la "convenienciación", (palabra que me acabo de inventar) y santas pascuas. 
   En algunos casos, algunas de aquellas tienditas de la esquina lograron sobrevivir: empresas familiares que, con trabajo arduo, todos los días de la semana, con horarios largos y hasta en días de fiesta, están abiertas al público. 
   Son lugares en los que los empleados conocen a todos los clientes. Uno puede echar pleito porque no ha llegado el pan que le gusta o porque hoy no hicieron esa salsita de chicharrón de chuparse los dedos o porque no encontró el quesito ranchero para las picadas, hombre, que sin tal queso no sabe nada. Forman parte de la vida cotidiana. Son las pequeñas tienditas que crecieron. Dan factura, pagan impuestos, limpian sus banquetas, se paga con tarjeta o con cheque y hasta tienen servicio a domicilio... 
   Una de las tales tienditas de la esquina está a unas cuadras de "la casa de usted" y me encanta: adornan toda la tienda en las fiestas de guardar: Navidad y Año Nuevo, Los Reyes, el Día del Amor, Día de la Madre, Día del Maestro, Día del Niño, Día del Padre, Día del Compadre, las Fiestas Patrias... Se gastan, por navidades, una millonada en adornar todo el edificio con lucecitas y sacan un cable negro y gigante para poner luces de colores en los arbolitos del camellón... Forman, repito, parte de nuestro barrio... 
   Y como el camellón está limpiecito, ya llegaron... 
   Digo: ya llegaron los "ambulantes" que no deambulan...
   El Gordo Número Uno se instaló con una nevera toda madreada, una mesa de plástico, dos sillas, dos canastas y sus bolsas de plástico... y el olor del pescado que está a pleno sol, por lo cual el Número Uno ya puso una sombrilla de playa... 
  Los perros, animales inteligentes, no se paran por allí porque apesta que es una barbaridad... 
   Pero llegó el Gordo Número Dos. Silla, banquito, pizarrón de anuncio y mesa en que unos trozos de "longaniza y carne ahumada de Chinameca" están expuestos al polvo de la calle y aquí sí andan los perros, indecisos entre el olor de la longaniza reseca y el nauseabundo olor de los pescados de sepa cuándo...
   Si usted creo que me lo invento está equivocado, porque llegó el Flaco Número Uno: ese, listo el chamaco, llegó con sombrilla desde el principio, con una canasta sobre tripié y un cartelón amarillo canario que anuncia, ni modo, "tacos 100% chilangos"... Y a unos dos metros, sobre el mismo camellón, está la Chava Número Dos: esa expende jugo de naranja y no tiene más que una neverita y unos botellines de jugo que quizá sea de naranja, pero no me consta...
   ¡Por supuesto que ni los gordos ni el flaco ni la chava dan facturas!. Tampoco pagan impuestos. Dejan la basurita hecha bolita junto a los árboles que se quedan todos lacios por la impertinencia. No se si estén registrados en Comercio o, de plano, son de los que pagan "derecho de camellón" y quién se mete con ellos, que tan valiente no soy, carajo. 
   Apenas la semana anterior los vecinos de mi calle pagamos para que se llevaran la basura que dejó una señora que instaló un puesto de fritangas en nuestra esquina... Me atreví, ayer, a tomar una foto para hacer una denuncia ciudadana... En cinco minutos, la señora y la chava levantaron el tinglado: neveras, bolsas, refrescos, canasta y dos mesas y apareció, de la nada, un auto amarillo, nuevo, en el cual  acomodaron todo el bastimento y salieron "hechos la raya"... ¡No alcancé a tomar fotos de las placas del auto, lo que me tiene muy enfurruñada!... 
  Aquí el señor marido opina que un día de estos me agreden por andar de metiche. Tiene razón... 
  Pero me es intolerable esto de los "no ambulantes", -aunque usted me dirá que ¡pobres!, es la lucha por la vida y estoy de acuerdo-. Pero no creo que sea correcto que aquellas "tienditas de la esquina" que siempre han cumplido con sus deberes, se vean agredidos por dos bandas: las cadenas de la conveniencia y los "no ambulantes" que se amparan en "la necesidad", quienes, si uno les ofrece trabajo dicen que no, pos'como. "Eso es trabajo, yo quiero que me ayuden"... 
   ¿Y quién carajo nos ayuda a los ciudadanos que sí pagamos impuestos, damos recibos, pagamos el predial, la basura, la tenencia, el agua, la luz y sopetecientos gastos más?... 
   Y al rato regreso, porque ando viendo lo de comprarme el perro gigante... 
   Y nada más...

   

domingo, 18 de marzo de 2018

COOPERACIÓN "PA' LA VIGILANCIA"

   Es viernes y es la hora de la siesta. Bochornoso día. Alguien ataca mi timbre a lo bárbaro. "Los Hunos o los otros", pensé. Al tercer timbrazo salgo hecha una furia, como cualquier persona a quien fastidian en su propia casa a timbrazo limpio... 
   -¿Que desea usted?... 
   -La cooperación "pa' la vigilancia"... 
   -¿De qué corporación es usted?, ¿quién lo contrato?, ¿puede mostrarme sus credenciales de la corporación a la que pertenece?, ¿cómo se llama?... 
   Lo interrogo también a lo bárbaro, pero es inútil...
   El individuo es el modelo "doble nalga", que usted conoce: ese que tiene la pompa trasera natural y, al frente, del esófago hasta el final del cinturón, otra nalga doble. Viste una especie de uniforme que algún día fue azul, pero no estoy segura. Malencarado y prepotente. Lépero de barrio y masca chicle. Y habla golpeadito: 
   "Cooperación pa' la vigilancia". Dígalo usted en tono chilango pero en corriente, (porque hay chilango de catego, no se crea).
   Me dio miedo. 
    Mis vecinos y yo tardamos años y felices días en librarnos de los "veladores" o "vigilantes". Primero del hombre del caballo flaco a quien conocí a principios de los años 70 en el fraccionamiento Reforma y a quien seguí mirando, en el mismo caballo flaco, durante todos los años 80 y 90 ¡hasta el Floresta!. 
   Luego nos libramos del hombre de la bicicleta roja. A finales del año anterior logré librarme de un muchachito también malencarado que llegó a "cobrarme" la cooperación para las cámaras de vigilancia que un grupito de vivales había instalado en mi fraccionamiento, sin las necesarias firmas de los vecinos, porque le juro que no firmé maldita la cosa, cuando leí que teníamos que pagar 900 pesos al mes por la dichosa vigilancia. 
   Ni madres, dije. Me compro un perro guardián o de plano, pido permiso para otra pistola, rifle de postas o lo que sea... ¡Novecientos pesos!. Están perdidos... 
   Pero, por favor que alguien me diga: ¿el individuo que pide la cooperación pa' la vigilancia está, realmente, cobrándome "derecho de piso"?. 
   -¿"Derecho de banqueta"?
   -¿"Derecho a vivir en paz en mi propia casa"?
   -¿Me cobra la cooperación para borrar mi domicilio de la lista de los que pueden ser asaltados?.
  ¿Sencillamente pasan "a ver que pescan" y los incautos vecinos que caen quedan atados para siempre jamás, pagándole a quien no conocen ni saben quién es o si realmente vigila o nomás pasa los viernes a pedir la "cooperacha". 
   -¿Gusta cooperar?... 
   Así dicen los disfrazados de inmigrantes que lo asaltan a uno a la plena luz del día en las esquinas de los semáforos, sucios a propósito, con gorras y ropa vieja y una mochila zarrapastrosa en la espalda, haciendo la seña universal de "un taco", es decir, los dedos juntos dirigidos hacia la boca, como si tuvieran hambre de verdad... 
   ¿Del modelo "doble nalga" y del modelito "inmigrante", quién me defiende?. 
   Y más tarde, ¿quién va a defendernos del policía analfabeto que tendrá derecho a "intervenir" sin orden judicial a su persona o a su domicilio?.. 
   Furiosa, pero también asustada, se me estropeó toda la tarde y el fin de semana. Para consolarme, saqué mis viejos y nuevos libros de Derecho y me puse a repasar "el espíritu de la Ley" pero también me puse a pensar en que, a quienes tienen la obligación de aplicarla, no se les nota el espíritu pero tampoco se les nota que sepan algo de Derecho: pasan de choferes y reinas de baile a diputados, senadores, jueces, magistrados, notarios, alcaldes y cosas peores sin tocar baranda, como Cantinflas diría... 
   Y luego le cuento, porque en este momento me largo a echar pleito a dos individuos que, en domingo, están instalando fibra óptica, según me dijeron y acaban de masacrar una rama de mi almendro, al que cuido con amor hace veinte años... 
   Y sí: también voy a buscarme un perro pero grande... 
   Y nada más...    





jueves, 8 de marzo de 2018

CAMBIADOR DE PAÑALES...

   Supe que había hecho algo medio bien, (como madre, que nunca fui madre abnegada y tuve todos los defectos del mundo, en un papel que me quedó grande), un día en que, en un restaurante de la ciudad de México, mi hijo Arturo, con su pequeño bebé en los brazos,  mi nieto mayor, regresó a la mesa y dijo:
   -Madre. Pide una hoja de quejas. Me han discriminado... 
   Yo de inmediato corté cartucho, desenvainé la espada y, con la siniestra, empuñé la vizcaína, -esa corta y mortal daga toledana-, y pregunté:
   -¿Qué pasó?... 
   -No hay cambiador de pañales en el baño de hombres... 
   -¡Ay, carajo!. Eso es grave dije...
   Es claro que llenamos la hoja de quejas, la entregamos en la gerencia y armamos un buen tango... Pero en este país las quejas de los ciudadanos valen una pura y dos con sal, o séase, nada. No hemos regresado al tal restaurante discriminativo y nunca me enteré si, finalmente,  habían puesto cambiador de pañales en el baño de hombres. No sé. 
   Pero esto no es una broma ni una simple historia, verídica. 
   Es la realidad que vivimos las mujeres... 
  Porque a las mujercitas nos ponen el en baño cambiador de pañales y muchos espejitos, "Espejito, espejito, quién es la más bonita del mundo...". Y ponen expendedor de pañales, toallas sanitarias, jaboncitos, frasquitos de perfume, por si las moscas, y otras cuestiones que no quiero saber. En los baños, donde, si es cosa de mucho postín, está una mujer con cara de amargura atenta a proporcionarnos, a nosotras, las otras, las afortunadas, pañuelitos y todo lo que nos haga falta... Mujeres.. 
   Pero hoy, que es el Día de la Mujer, yo no me felicito ni felicito a las demás mujeres. Me sigo haciendo responsable y las hago responsables de la mitad de la culpa de que las mujeres sigamos siendo objeto de discriminación en todos los órdenes de nuestro sistema social: en el hogar, el trabajo, la escuela, la política, la administración pública, las empresas, los bancos, talleres y otras madres. 
   En todos lados. 
   En el ámbito político, por ejemplo, a diputadas, senadoras, primeras damas y otros cargos, a las mujeres les compete "la parte bonita": 
   A usted, señorita delegada de patatín, le toca repartir estufitas, despensas, sillitas de ruedas, llevar módulos de atención médica a las pobrecitas de la "coloña" o de la montaña, que las dos llevan eñe, checar las tarjetitas rosas o moradas o de cualquier otro color, tomarse la foto y luego guardar el diario en la Egoteca (la mía es gigante, lo confieso). 
   Eso le toca. 
   Porque las comisiones en que se discuten los grandes temas que competen a los ciudadanos de este País, que se nos está yendo de las manos, es "cuestión de hombres": las grandes comisiones de leyes, presupuestos, derecho nacional o internacional, educación, cultura y otros temas, son para que los discutan los niños, no las niñas, que ellas están bien allí, dedicadas a esa "parte bonita" de la función pública, fíjese que suave como aquel cómico de otros tiempos... 
   Y eso, señoras, lo repito, lo seguiré repitiendo: eso es cuestión de Educación. En la casa y en la escuela. 
   Pero sobre todo, en casa: por eso es que la mitad de la culpa es nuestra. 
   Siga usted criando machitos mexicanos: 
  -Tu hermanito no puede lavar los platos porque es hombre... 
   -Sírvele a tu hermanito... 
   -Eso es cosa de niños... 
   Siga usted criando a las futuras mujeres oprimidas, dedicadas al servicio:  
   -Esta muñequita hace pipí para que aprendas a cambiar pañales 
   -Mira la estufita! Se prende como de verdad! 
   -Con esto puedes hacer aretitos, moños y collares 
   -¿Qué te parece el jueguito de té princesita?... 
   No es cuento. Es la realidad. 
   Por eso es que hoy, Día de la Mujer, en que se recuerda la lucha iniciada en 1911 por las mujeres de Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, no me felicito: me hago el propósito de continuar una batalla que tiene 106 años y que aún no hemos ganado... 
   Yo no quiero ser igual a los hombres, ¡la vida no tendría ningún chiste, carajo!... 
   No. Lo que yo y otras miles de mujeres quisiéramos es lo que se llama EQUIDAD: es decir, la justicia natural. 
   Pero está en japonésido explicarle a la niña que juega con la estufita, que usted le regaló, que tiene capacidad para hacer mil cosas más, diferentes a servir la comidita... 
   Y luego le sigo, porque aún no termino de poner el nuevo piso de la recámara de mis nietos... 
   Y nada más... 

   


    

lunes, 5 de marzo de 2018

LAS "VIOLETAS DEL ANAHUAC"

   Entre 1884 y 1887, fué editada la primera revista femenina llamada "Violetas del Anahuac", donde la escritora mexicana Laureana Wright Kleinhans, nacida en Taxco, fue la primera mujer en plantear, en un medio impreso, "la necesidad de otorgar a las mujeres el derecho al sufragio y ofrecernos igualdad de oportunidades"..
   Estábamos, en aquellos tiempos, así, "como violetitas desmayadas" sobre el alféizar de las ventanas, dicho en el más estricto sentido peyorativo y con toda la mala voluntad posible. Éramos la "capitis diminutio" que seguimos siendo, aunque ahora a sabiendas, porque nos ganamos a pulso el derecho a los estudios superiores, no importa si muchas  mujeres, desperdiciando la oportunidad, cuelgan el título en la sala y permiten que el marido las mantenga y las oprima. 
   Con tales nefastos antecedentes, las mujeres mexicanas lograron publicar, en 1904, otra revista, "La Mujer Mexicana", editada por Luz F. Viuda de Herrera, que dirigió Dolores Correa Zapata, en la que ellas y otras intentaron difundir su problemática y su ideología, sus aspiraciones y sus sueños, eso sí, en el engominado lenguaje de aquellos tiempos... 
   Cito textualmente parte de su llamado: 
   "Debemos formar una colectividad en la que las mujeres hallemos las enseñanzas que eleven nuestras almas para conseguir con éxito seguro una emancipación racional y justa, sin que abandonemos las tareas del hogar".... 
  ¡Ayyyyy! 
   Lo que ocurre es el el jueves 8 se festeja el Día Internacional de la Mujer. En muchos países, las mujeres están convocando a marchas y otras madres, para continuar una lucha que las Naciones Unidas sólo comenzaron a festejar en 1975, cuando se celebro el Año Internacional de la Mujer, con bombo y platillo y seguramente los platillos los hicieron mujeres, carajo... 
   De hecho, fue en 1911, el 19 de marzo, cuando se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines impresionantes a los que asistieron más de un millón de mujeres y hombres, si señor, hombres apoyando a sus mujeres, bravo por ellos, mientras aquí en México andábamos no cortando rábanos, sino a tortazo limpio "encomenzando" nuestra Revolución. 
   En tal fecha, las mujeres exigían además del derecho de voto y de  ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.
   ¿Le suenan conocidas las tales exigencias de 1911? 
    Si: porque siguen siendo iguales 106 años después. 
   Me ha tocado andar del tingo pero sobre todo al tango y asistir a numerosas charlas, simposios, conferencias, coloquios, encuentros y otras madres, nacionales e internacionales, sobre el tema de la Mujer: siempre lo escriben con mayúscula. 
   Y la lucha continúa, naturalmente, porque en tales encuentros he sufrido algunos cuestionamientos, porque sostengo la terrible teoría de que la mitad de la culpa de nuestra situación... es de nosotras. 
   De nosotras. Perdón. En "comenzandito", porque Fulanita en cuanto se casa pierde el nombre, entre otras cosas y pasa a ser "Fulanita de Tal", y no conserva su apellido, cuando conforme a la ley "si un cónyuge lo desea puede agregar el apellido del otro cónyuge al final de su nombre", es decir, su marido, señora mía, tiene derecho a ponerse su apellido, carajo y casi nadie lo sabe porque no les gusta leer...
   De nosotras. Perdón. Porque al niñito se le atiende pero a la niñita se le regalan muñequitas para que aprenda a cambiar el pañal y estufitas para que aprenda a cocinar, desde chiquita, claro... De nosotras... 
   Estos ejemplos que no bastan pero dan una idea de por qué la mitad de la culpa, alma mía, sigue siendo de nosotras las mujeres: las que perdemos nuestro apellido, colgamos el título, educamos machos mexicanos y niñas serviles, trabajamos el triple y no exigimos nuestros derechos y cuando lo hacemos, las primeras que nos critican son las otras mujeres. Ni modo... 
   Como ya estoy hasta el moño de tales asuntos, he dedicado un poco de mi tiempo a implementar un "Curso de Formación para Hombres". Cuyo único "objetivo pedagógico" es que le permita a los hombres desarrollar esa parte de su cuerpo de la cual ignora su existencia: El Cerebro... 
   El Curso tiene Cuatro módulos y 15 Cursos Complementarios. Siendo tan complicado, el curso tendrá un máximo de tres alumnos... 
   ¡Feliz Día de la Mujer!... Yo me voy a instalar el nuevo piso de la recámara de los nietos, que me está quedando de maravilla... 
   Y nada más. 



   


lunes, 19 de febrero de 2018

CUESTIONES DE LA "COLA NOSTRA"

   Aquellos que piensen que la "cuesta de Enero" es nomás en Enero, están totalmente equivocados. La "cuesta", ¡lo que cuesta!, se prolonga febrero, marzo y quizá "para abril o para mayoooo", las amas de casa habremos terminado con los pagos anuales de toda casa que se respete o, más bien, de todo ciudadano cumplidor... Que no somos muchos, fíjese bien... 
  Porque si usted es organizado, sabrá que "comenzadito" el año, los buenos ciudadanos debemos cumplir con los pagos del predial, el agua, la tenencia, la verificación vehicular, (que ni es verificación pareja porque miro los urbanos y los taxis contaminando alegremente y sin placas, carajo), el seguro del auto, de la casa, (acuérdese de que, además de inundaciones, ahora la Tierra nos está avisando y a cada rato tiembla, pero qué es esto, como diría un personaje de una obra de teatro que ya se me olvidó...) 
   No habían llegado los recibos del agua y de la luz: pensé, primero, que los autores de tales papeluchos estaban crudos de Navidad o de Carnaval, que de todo hay en la viña del Señor. Pero finalmente, aparecieron no en mi buzón, sino traspapelados en el piso de la cochera, donde son alegremente pisoteados por Pokky y el gatuperio que todas las noches se instalan al romance y quedan hechos un asco... 
   ¡Por fin!. ¡El recibo del agua!... Habiendo cumplido con los trámites previos para asegurar que: a) soy jubilada, b) pertenezco a la tercera edad y tengo modo honesto de vivir, (en diciembre), me armo de valor y decido cumplir con mi obligación... 
   Dos vueltas a la manzana y por fin encuentro lugar para estacionarme. El auto de adelante se desconchifló todito porque, era tan gran, que no cabía en la miseria de espacio y el taxista de atrás me dijo cosas muy feas con el cláxon, porque, ni modo, se notaba que pertenezco a la edad de oro y para colmo "vieja", que tenemos una fama bárbara que en mi caso no funciona: me estacioné en dos movimientos que no le cuento para no darle envidia.   
   Compenetro al espacio, como diría Cantinflas y un jovencito ya tantito de mal humor me da una tarjetita enmicada con el número sopetecientos. La cola, pensé. Pero no hay cola porque hay sillas pero, inteligentemente, decidí que si "era cola", porque aunque sentados, igual teníamos que esperar un tantito de tiempo. 
   Pocas cajas y una sola pantalla para avisar "turno tal en tal caja"... Modosamente me atreví a preguntar en que pantalla aparecería mi número: 
   -Ahí le avisan.. 
   -¿Cómo?.. 
   -Pues la chava que está allí gritando... 
   -¡Ah!, la modernidad, pensé. Afortunadamente, llega un mi amigo a los mismos trámites y el tiempo se me pasó rapidito, mientras nos contábamos la historia de nuestras vidas, que coincidieron hace mil años en tareas académicas y administrativas, que son las peores... 
   La pantalla cambiaba. La niña gritaba... 
   Frente a mi, un hombre joven, que ya estaba comenzado a encanecer, espera pacientemente. La señora mayor, (mayor que yo, digo), no lleva todos los papeles que le piden y además, le piden copias. La chava que no se despega del celular pierde su turno y arma bronca. El ancianísimo que está a mi izquierda, quien apenas puede caminar, también está a punto de perder el turno.. 
   "Esto es la 'cola nostra', lo juro", pensé ya como a las dos horas de espera. 
   No hay, por supuesto, una caja especial para las terceras edades, carajo... Y entonces, ¿para que me hacen hacer otra cola para llevar mis papeles "comprobatorios" de que pertenezco a tal grupo social y además estoy debidamente jubilada, pago impuestos, ¡todavía! y santos papeleríos, Batman!... 
  Nadie sabe explicarme pero eso sí, nos informan que "no se puede pagar el año completo, que solamente mes a mes"... 
   ¡No!. Pensé. NO. ¿Hacer este colerío de la "cola nostra", (porque es una especie de mafia, no)?, doce veces al año... Moriré antes, me dije. De infarto al "suocardio", de ellos, no el mío, como es claro... 
   Que no le engañen: si se puede cubrir el costo del servicio de agua de todo el año. No tengo la menor idea de quien soltó el rumor, en radio bemba y otros lugares, de que los ciudadanos cumplidos tendríamos que hacer esa cola (sentados), durante todo el año. No lo sé... 
   Lo que sí se es que salí triunfante con el maldito papel en la mano y ahora sólo tengo que esperar, otra vez, once meses para la próxima "cola nostra", pero no estoy segura de que sean los mismos y con los mismos sistemas, porque en este País nos cambian ¡todo!, cada vez que se les da la gana y nos dejan patidifusos... 
   Ya sólo me falta el predial, porque no pude hacerlo por internet: mi nombre no aparece y que tal si pago el predial de otra persona. Ni madres, dije... 
   Haré otras horas de cola... 
   Y nada más... 





lunes, 12 de febrero de 2018

MEMORIAS DE LA FIESTA, EN ANDAMAR

   "Memorias de a Fiesta" es la expo de fotografías de Enrique Ledesma Prieto y Héctor Juárez, que se inauguró el sábado pasado en Plaza Andamar y forma parte del Programa Cultural de la Fundación 500 Años de la Vera Cruz, A. C., en coordinación con el Comité de Carnaval, donde tuve el honor de representar a la Fundación, acompañada del Lic. Alejandro Zepeda, responsable del área cultural de Andamar. 
   Espléndidas, las fotografías en blanco y negro de Enrique Ledesma Prieto: memorias de las bellezas que, en otros tiempos, participaron en los carnavales de Veracruz. El Carnaval de noche, que es cuando mejor se aprecia el sustento sociológico de una fiesta que es universal y hasta milenaria, si nos acordamos de Upasala, por ejemplo, donde el disfraz era pintura corporal y nada más... 
   Enrique capta la sonrisa, los cuerpos esculturales y perfectos, el ritmo, detenido en el papel, de los participantes, la alegría que puede ser natural o quién sabe, pero que allí se nota y se queda para siempre en la memoria... Con estas gráficas, Enrique se supera a sí mismo como un testigo de la "nocturnidad", que no es nada fácil conseguir, porque se precisa, además de técnica, paciencia y tiempo, sensibilidad que no todos los fotógrafos tienen pero no se diga más... 
  Héctor Juárez, por su parte, se lanza al color: el carnaval diurno, a pleno sol, las plumas y las "pendejuelas" como diría mi queridísimo amigo Tony Ramón y hasta puede sentirse, con sus gráficas, el tan tan de los tambores, la batucada, los aplausos y los gritos que forman parte de una fiesta popular, popular, popular...
   La inauguración protocolaria fue breve y temprano. Aún así, los asistentes a la plaza se preguntaban que estaba ocurriendo y se colaban, tímidamente, para admirar la expo y poquito a poquito comenzaron a pasarse la voz y según me comentaba el Lic. Zepeda el aforo se hizo mayor mientras más tarde en el día y usted haga favor de ir, porque todavía estará mañana miércoles y quizá otros días más, por la importancia de la Exposición, que no se ve todos los días y es de absoluta calidad... 
   Como llegamos temprano y teníamos tiempo, hasta tuvimos una especie de panel. No. Una especie de mesa redonda, pero sin mesa y de pie, botados de risa, algunos jóvenes amigos y esta vieja maestra, que tiene algunas otras memorias de otros carnavales y hasta lo puse en esa cosa del Facebook, cuando "andábanos cortando rábanos", en otros tiempos, en los portales de Veracruz, que son mi lugar favorito, con el señor marido y algunos amiguitos como Juan Vicente Melo y Emilio Carballido, a quienes fascinaba el Carnaval de Veracruz y me arrastraban alegremente a disfrutarlo... 
   Digo, teníamos esa mesa sin mesa y me aprendí algunas palabrotas que no me sabía y que al regresar a casa anoté "ipsofactamente" en mis libreta de los secretitos y que no les digo porque usted es gente decente y tampoco se vale... 
    Veracruz era más pequeño. Independencia era suficiente para los desfiles y las comparsas y los bailes populares: cada dos o tres cuadras estaba la tocadera de un conjunto musical y se bailaba a morir, lo mismo que en el edificio de Bomberos o en los clubes de postín: El Club de Golf, Sembradores de Amistad, Leones y Rotarios, centros nocturnos y otros más, que organizaban sensacionales concursos de disfraces, donde alguna vez, disfrazada de "Gatúbeda", gané un primer lugar y me dieron una chuchería que aún conservo y que a mis nietos los bota de risa: "Ay, abuela!... 
   En los bailes de media calle, por supuesto, había sus peleas: entonces uno sencillamente se hacía a un ladito para dejar espacio a los contendientes... y seguir bailando. La policía, "siempre en vigilia", no vigilaba nada porque no era necesario y la sangre nunca llegaba al río... La desorganización estaba perfectamente organizada... 
   ¿Ahora la desorganización está organizada o es de pura chiripa?.. No sé y prefiero no saberlo para llevar la fiesta en paz, pero mi azafata me deja plantada y al otro día regresa más bien enojada porque estuvo esperando horas a que tocara el que le tocaba y ya le dolían los zapatos, dice, "porque empezaron bien tarde licenciada y ya los niños tenían sueño y nos salimos", dice. No se porque no estuve, pero doy fé, que a Petrushka le creo casi todo y es "la voz del pueblo", fíjese bien. 
   ¿Apertura?. De acuerdo. Pero a lo mejor no tan "aperturado el asunto", dijo uno de los jóvenes amigos. Los carros pues "ái van", pero las memorias de otros alegóricos ¡espléndidos! queda en veremos y se hace lo que se puede, porque no hay mucho con qué y así andamos en todo México, ¿con qué ojos divino tuerto?, decían los Abuelos y tenían razón y ¡carajo!, ya soy abuelo y ando diciendo lo mismo... 
   Mañana se acaba nuestro Carnaval versión 2018. Dése una vueltecita, no se haga. Que el Carnaval es mío y de usted, que somos pueblo. Nosotros hacemos el Carnaval... 
   ¡Y vaya a ver la exposición de Enrique y Héctor, en Andamar, porque se arrepentirá de no admirarla!... 
   Y permisito que me toca ir a la expo de Néstor Andrade y luego les cuento... 
   Y nada más... 






lunes, 5 de febrero de 2018

¡CARNAVAL: LA QUEMA DEL BUEN HUMOR!

    El Carnaval de Veracruz 2018 me comenzó esta mañana, en que la CFE hizo una "Quema del Buen Humor", con un maldito apagón de miedo. ¡Zas!, de golpe y porrazo, se corta la energía eléctrica sin decir "agua va" o más bien, "corto va", porque es la hora en que medio mundo, (el otro medio mundo no trabaja), está instalado en la computadora, se escuchan las noticias, el micro está encendido, etcétera, etcétera, etcétera... 
   Corro a desconectar aparatos eléctricos, aunque todos y cada uno de ellos NO están conectados directos, sino a través de un bicho que cuesta tropecientos pesos, porque ya me ha ocurrido, igual que a usted, que un apagón y el subsecuente envión de energía "létrica" le deja media casa descompuesta...  
   Pues sí. Mañana, con la Quema del Mal Humor, comienza el Carnaval de Veracruz y, como diría Agustín Yañez, a los veracruzanos nos tendrán con el "Jesús" en la boca y Sea por Dios, porque es la temporada en que se aterrizan por aquí una serie de individuos de muy mala catadura, que se posesionan de mi ciudad durante una larga semana, contra quienes es muy difícil luchar, porque llegan, patrona, "decentemente al trabajo", o séase, al hurto de carteras, robo de casas mientras uno anda decentemente viendo los desfiles, atracos en las madrugadas en que, también decentemente, los chavos salen del antro más bien "hasta atrás" por no decir palabrotas y del susto les quitan la papalina que tan amorosamente habían cultivado todo el día... Son los mismos que, al terminar el Carnaval, pasan pidiendo una ayudita para el camión, jefecita, porque fijese que me robaron la cartera y así pos'cómo, no y se les nota la cruda, ¡fenomenal! y es cosa de que ya con los que aquí tenemos es suficiente y no vamos a andar "ayudandito" a los "que llegamos de 'jueras', fíjese" y no me da la gana fijarme para nada. 
   No voy a mi café favorito porque mi mesa está ocupada por una tribu completa llegada quién sabe de dónde, puesto que hablan un español incomprensible y tampoco encuentro mi mesa del portal porque está otra tribu, esa sí más bien peligrosa, porque no están tomando café, precisamente, sino otras bebidas energizantes, o séase, de las que usted ya se imagina pero en cantidades industriales... 
   ¡Hasta en mi Iglesia me encontré el banco ocupado por un señor con maleta, dormido, que llegó demasiado pronto porque se le hacía tarde para el carnavalito y no había dónde quedarse a "echar la siesta", pero que ya mañana se iba a su hotel, a quién corrí respetuosamente, que no es cosa de decir palabrotas en el templo, aunque recordé mis clases de Doctrina y que Cristo los había sacado a latigazos, pero esa mañana no llevaba yo más látigo que mi desprecio y así no se vale... 
    ¡Y por supuesto que el Carnaval es una gran derrama!... Pero no económica, por supuesto, porque aunque los hoteles de primera, segunda y de los otros, tengan un lleno más o menos decoroso, la gran mayoría de nuestros visitantes traen su tiendita de campaña y se instalan donde pueden y como pueden y hacen otro tipo de derrama: pipí, popó, bolsas desechables, popotes, latas aplastadas, botellas de cervezas, vinos y licores, (que en todos los comercios tienen un descuentazo de maravilla), pañales del niño, colillas de cigarrillos y puros, sobras de gordas y picadas, tortas a medio comer y otros objetos no identificables y que prefiero no indagar que son, por si las dudas de la contaminación y pienso en mis amiguitos de la limpia pública que tendrán que "alevantar" todo ese basural que nos botan en la alegría carnavalesca, de las "carnes tolendas", la rumba y el merecumbé, la salsa, el danzón, el hip hop o como carajo se llamen los nuevos ritmos, que tienen de todo menos ritmo, pero ni modo es la moda y a tolerar se ha dicho... 
    Durante siete días, comenzando con la quema del Mal Humor y terminandito con el Entierro de Juan Carnaval, mi ciudad estará en el caos total: desfiles, comparsas, coronaciones, conciertos, batucadas, concursos y otras madres que desconozco...
   Pero, digo, pienso: ¿no podrían comenzar el Carnaval por enterrar el miedo, la angustia de estos tiempos, la inflación y el otro Carnavalito de la barbaridad de candidatos y candidotes que andan por toda mi ciudad y todo mi Estado, hasta disfrazaditos y así ya no tienen que andar buscando a quien quemar?... 
   Y "con su compermiso", como diría un queridísimo amigo, parto rauda y veloz fuera de la ciudad. Al rato regreso, después del Entierro...
  Y nada más... 





lunes, 29 de enero de 2018

"LE APLICARON EL 99.99"

   ¡Ya le pusieron otra vez el 99.99!, decía mi tía entre enojada y botada de risa. ¡Otra vez!. ¡Pues que se quede para que aprenda!... Eso decía... 
   La frase me daba mucho miedo, porque no sabía que significaba: "Le aplicaron el 99.99". Pensaba, a los diez años de mi edad, en cosas terribles e inexplicables... ¿Qué carajo quiere decir eso del 99.99?...
   Al rato, reuní valor y le pregunté a mi Biblioteca personal: 
   -Mamaaaaá! ¿Qué quiere decir 99.99?
   Mi Madre marcaba la página del libro que estaba leyendo, con un pañuelito o con una moneda o su dedo índice, dejaba de guisar alguna maravilla de pollito o le bajaba el volumen a su música favorita y me daba en cinco minutos una lección de Historia, Civismo y Derecho, todo junto: 
   -Es una multa que se aplica a los que infringen la Ley. Está en el Bando de Policía y Buen Gobierno del Municipio...
   -¿Qué es Bando?... 
   - Un edicto publicado por orden superior... Antes, cuando la gente no sabía leer, unos señores pasaban de pueblo en pueblo a leerlo en voz alta en las plazas, los parques, los atrios, las escuelas y a media calle... 
   -¡Ahhh!... ¿Pero que es 99.99?..
   Para entonces mi madre estaba botada de risa: son 99 pesos y 99 centavos. Total, cien pesos porque no les regresan el centavo de cambio... 
   Tiempo después descubrí que a los borrachines de fin de semana, a los jóvenes que armaban alguna gresca y a otros infractores, los señores policías los "llevaban al bote", les avisaban a sus familiares que a Fulanito, a Zutanito y a Perenganito les habían impuesto "el 99.99" por alterar el orden público y que podían pasar a pagar la multa y a recoger al individuo... 
   Mi tía dejaba que mi primo se quedara toda la noche en "el bote", "para que aprenda"... Y al lunes siguiente las niñitas allá en mi tierra, Córdoba, pasábamos todas modositas rumbo a la escuela y veíamos a los "99.99" barriendo todo el primer cuadro de la ciudad, que era el equivalente de la dichosa multa...
   Me los imagino, ahora que soy mayorcita y se de esas cosas, la cruda terrible que tenían sin opción de unos chilaquiles y una cervecita helada, en fachas, barriendo el parque, los corredores del Palacio Municipal, las calles aledañas y otros lugares y ya con la fresca del mediodía irse rumbo a su casa... a recibir la regañiza a la que se habían hecho acreedores... 
   Eran otros tiempos. 
   Ahora, se llaman Bandos, pero También Reglamentos Municipales... Y casi me infarto cuando leí la barbaridad de Bandos y Reglamentos que existen en los Municipios de Veracruz y de todo México, porque "en comenzando", no hay quien se los aprenda y en "siguiendo", que es participio, ningún ciudadano los tiene a la mano, porque no todos tienen acceso a la red y porque imprimirlos es un trabajo de órdago y un mundo de papel y, cuando uno acaba de imprimirlos ya los cambiaron y así no se vale... 
   Todo esto viene a cuento porque estoy harta y a punto de quedarme sorda. En toda la ciudad, en todo comercio, hay unos armatostes negros, más bien desvencijados, con música a todo volumen, para atraer a la clientela. Alteración del orden público...
   En todos lados están los vendedores ambulantes, que NO deambulan, instaladazos a media banqueta y uno a la pata coja a media calle, sortendo autobuses urbanos, taxis suicidas, camionetotas de transporte público y cosas peores: obstrucción de la vía pública.  
    Además de la obstrucción, ¡atrévase a pedirle factura a un vendedor ambulante, a ver cómo le va!. La mayor parte es mercancía que, en el argot del gremio, se llaman "mulas": la mercancía descontinuada, del año antepasado, de medio uso con apariencia de nueva y si usted se fija bien, encontrará los teléfonos celulares que le robaron la semana pasada, en el cine, la calle, su casa o la Iglesia. Nomás fíjese bien... Evasión de impuestos. 
   ¿Funcionan realmente los Bandos y Reglamentos de Policía y Buen Gobierno o son papelitos que NO HABLAN y sirven para maldita la cosa?... 
    ¿Quién carajo está autorizado para aplicar los Bandos y Reglamentos?... 
    ¿Alguna vez se han aplicado las multas señaladas, aunque ya no sea el "99.99"?
    Bueno: ¿los policías saben que existen los tales documentos o todavía no saben leer?... 
   No sé y al rato le cuento. Voy a comprar más papel para seguir imprimiendo todos los reglamentos que me encontré, aunque están atrasados, porque algunos son del 2014 y otros de "endenantes" y a otros no les entiendo absolutamente nada, pero estoy haciendo mi mejor esfuerzo ciudadano, aunque ya nadie sepa que carajo significa ser un buen ciudadano... 
   Y nada más... 
    


   


lunes, 1 de enero de 2018

LA LEYENDA DEL RECALENTADO...

   Abuelas, madres, hijas, nueras, esposas y la azafata, hemos sobrevivido a la Nochebuena, la Navidad y la Nochevieja. Un poco traqueteadas por la vida, pero logramos sobrevivir, un año más. 
   Pero falta el recalentado de Año Nuevo... 
   Cuenta la leyenda, (que me estoy inventado en este momento), que los platillos recalentados saben mejor, "porque toman más sabor, están espesitos y muy ricos". Eso dice la leyenda, que no me la creo. 
  La realidad es que el famoso "recalentado" de las fiestecitas da mucho más trabajo que guisar "el mero día", porque además de que, mientras toda la familia se va a descansar alegremente, abuelas, madres, hijas, nueras, esposas y la azafata, nos quedamos "levantando tantito el tiradero", para no trabajar tanto mañana, pensamos, aunque también esto es una leyenda y más bien una falacia... 
   Recalentado de romeritos. Pues fíjate que anoche se los comió todos, a las cuatro de la mañana, el tío Pepe, que salió sigilosamente a la cocina porque le "quedaba un huequito", por lo que la familia comienza a sospechar que está hueco. No hay romeritos. 
   ¿Recalentar el pavo?. Primero nos fijamos si quedó algo, porque los hijos mayores generalmente se zampan los muslos, (tarados ellos, porque es la parte más dura del dichoso bicho), mientras que niños y abuelos eligen la pechuga y alguien, que llegó tarde, ni modo, le tocan las alas. Bien. ¿Tortas o tacos de pavo?. O nos inventamos un "pavo al tequila" y patatín y engañamos alegremente a la parentela que, total, no está en sus mejores momentos... De todo dicen que está riquísimo... 
   Recalentado de pierna. Opciones: el microondas, horno eléctrico, horno convencional o de plano, sartén ¡y se hace pierna frita y sanseacabó! Es lo que piensa la "master chef" de la casa, que está hasta el copete del trajín que no terminará hasta el seis de Enero, con los Reyes Magos y la Rosca. Ella quisiera hacerse rosca y dormir tres días seguidos... 
   Recalentamos las tortillas para Fulanito pero hay que recalentar el pan para Zutanito, porque comen lo mismo de guiso pero uno pertenece a "la cultura del maíz" y el otro a "la cultura del trigo" y Santas Tortillas, Batman. Se bucea en el refrigerador y en la nevera de emergencia, en busca de tortillas y en busca del pan, que se quedó exactamente en cualquier lugar, menos en la panera. ¡Alabado!... Lo encontramos... 
  Alguien pide un poco de turrón para el desayuno pero francamente nadie le contesta: el turrón desapareció anoche y es cuestión de partir otro turrón y buscar el martillito especial, que tampoco aparece y no hay turrón y he dicho y te comes lo que está en el plato!. 
   No falta alguien de la familia, en todas las familias, que pide con su mejor sonrisa: ¿No habrá unos chilaquiles verdes con huevito?. La abuela, madre, hija, nuera, esposa y la azafata lo miran con ojos de intención homicida, por lo cual el tarado se come ¡lo que está en el plato!. Bueno, dice el individuo: lo intenté... 
   Hay casos en que el recalentado alcanza para tres días, cuando ya todo el mundo está ahito y más bien aburrido de lo mismo, pero nadie dice nada para no ofender a nadie, porque generalmente todos llegan con sus "mejores platillos", con la mejor buena intención de quedar bien con la familia... 
   -¿Que te pareció la ensalada de manzana?. ¿Rica, verdad?... 
   -Pues yo traje un poquito de quesito que me recomendó el compadre Toño. A ver que les parece.. 
   -¿Dónde pongo la sopita de pasta?.... 
   -Pues yo traje la ensalada César, a ver cómo quedó porque es la primera vez que la hago... 
   ¡Ay!, ¡La leyenda del Recalentado!... Estoy segura de que usted tiene sus propias historias, la única diferencia es que yo me desquito escribiéndolas y luego le cuento más porque en este momento me voy a la cocina a recalentar lo que quedó del bacalao y a ver si encuentro algún buñuelo, porque las hojuelas están hechas polvo... Buen Provecho. Feliz Año Nuevo. 
   Y nada más... 



 SAN VALENTÍN, EL ENAMORADO              Yo quería escribir toda suave y modosita sobre San Valentín y contar su enamoramiento de la hija de...