martes, 10 de octubre de 2017

LOS "ENCHARCAMIENTOS"

   Como siempre, es temprano y la hora del primer café y la visita de la ardilla. Cielo despejado. Pero de repente, empiezan los rayos y centellas... Lo primero que hago es apagar la máquina y desconectar aparatos, según me han ordenado dos técnicos, un electricista y la CFE y ya no me acuerdo quién más... Respiro. 
    Regreso a mi lugar en la cochera, desde donde puedo atisbar la manera en que va subiendo el agua... En la esquina ya ha cubierto la banqueta... y se acerca ominosamente, lo cual me tiene con un terror que no ha desaparecido desde el 18 de septiembre del 2010, cuando mi fraccionamiento fue cubierto por más de metro y medio de agua... incluyendo mi casa... Creo que, aquella vez, los milloncitos disponibles para arreglar los drenajes se fueron a otro lado, pero no me consta, que conste... A lo mejor se fueron al drenaje, tensían pasaporte y andan alegremente en Suiza, Italia o sepa dónde o a uno de los socavones que han ocurrido no sólo en Veracruz, sino en otras partes de este País que, por lo que se mira, se tiembla y se siente, se nos está hundiendo entre las manos... 
   El chubasco es brutal: uno de esos chubascos en que el agua cae verticalmente, como una cortina y no puede verse nada... Voy calculando, ya en el segundo café, de qué manera va subiendo el agua en mi jardín y en mi calle... y en otras muchas calles de esta ciudad que también se nos va de las manos. 
  No importa, me digo. Estoy preparada y todo está en la planta alta, menos el señor marido y yo y mi colección de ratones, cada uno con su salvavidas... 
   Como las lluvias no dicen para cuando cesarán, estoy pendiente de lo que nos digan en Protección Civil y sopetecientos organismos que, se supone, informan a los ciudadanos de a pie por dónde llegará la tormenta, en caso de que alguna vez le atinen de verdad, cosa que aún no he visto muy seguido. Como diría el personaje de Agustín Yañez en "Las Tierras Flacas": "sea por Dios"... 
   Pero lo que si me consta y puedo decir, es que aquí en mi calle y muchas más calles aledañas, los vecinos somos de un decente bárbaro: ¡barremos todos los días, fíjese usted!, y levantamos las hojas que caen de nuestros árboles, no tiramos basura en la calle, no dejamos las bolsas de plástico abiertas y casi todos tenemos un espacio adecuado para poner la basura, en su lugar, digo. Así que no podemos ser culpados de que haya "demasiada basura", cuando menos en esta zona. Me consta. 
   Así que, cuando esta mañana cayó este chubasco y subió la altura del agua, me acordé de lo que dijeron la semana anterior: 
   "Hubo sólo encharcamientos, no inundaciones". No recuerdo quién lo dijo y no quiero acordarme, para no estropearme el estómago... 
   ¡Pero la próxima vez que haya "encharcamientos", voy a llamar a los individuos, (en esta palabra caben "las individuas" y "los individuos", para el que sabe Español. Lo otro de "chiquillos y chiquillas", es para los analfabetos funcionales, digo). 
   Los voy a llamar y a pedirles que, por favorcito, se encharquen ellos en todas las zonas de la ciudad en que no, digo, NO se ha resuelto el problema del drenaje, en los lugares en que las bombas no funcionan y en los lugares en que a pesar de que no haya basura, el agua hace "glú, glú, glú" y se nos ahogan los teléfonos y otras madres. 
   ¡"Encharcamientos"!... ¡Santos sustantivos Batman!
   ¡Que los encharquen a ellos!... 
   Y nada más... 

   

 SAN VALENTÍN, EL ENAMORADO              Yo quería escribir toda suave y modosita sobre San Valentín y contar su enamoramiento de la hija de...