jueves, 31 de julio de 2014

DE LA PLUTOCRACIA Y OTRAS CRACIAS

   La Plutocracia, (no joven, Pluto no es el perro orejón de Disney, es otra cosa). La Plutocracia, digo, según Platón, es una de las formas degeneradas de gobierno, y significa que gobiernan los que tienen riqueza, ploutos.
   Bueno, comienzo por el principicio: un joven lector me hace una pregunta brutal y sin anestesia: "Maestra, ¿vivimos en una democracia?"..
   ¡Ay carambas!, le digo. Pérate un rato. Luego te explico...
   Como siempre, acudí a mis libros y me fue peor.
   Porque, cuando uno descubre que la Conquista la hicieron un puñadito de españoles con un bonche de aborígenes en plan sedición, cuando descubre que la Independencia la hicieron un puñadito de españoles -criollos- y un bonche de aborígenes, en plan búsqueda del poder y cuando descubre que la Revolución la hicieron los descendientes de aquellos criollos y un bonche de mexicanos, en busca de más poder, ocurren dos cosas: o se pone a llorar o se cambia de País.
   Yo me puse a llorar, porque aquí estoy todavía...
  Tengo sobre la mesa una barbaridad de libros abiertos, voy en la sopetecientas taza de café y no le he contestado el teléfono a nadie: estoy ocupada investigando la respuesta a la brutal pregunta...
   Según Platón, leo, la forma perfecta de gobierno es la Aristocracia, (el gobierno de los aristoi, los mejores, es decir los filósofos, los cultos, los honestos, los preparados).
  No, me digo, No estamos en una aristocracia..
  ¿A lo mejor estamos en una Timocracia, donde gobiernan los que tienen honor, "timé"?.. ¡Tampoco!, me respondo. Nunca llegaremos a una timocracia, carajo, aunque ésta sea una forma degenerada de gobierno, lo mismo que lo son la Tiranía y la Oclocracia, (donde gobierna la muchedumbre, "oclos"), aunque aquí si me detuve tantito a pensar porque a veces creo que nos gobierna la muchedumbre de las marchas, los plantones, las protestas, los bloqueos, las tomas de carreteras, puentes y tribunas parlamentarias y otros etcéteras.
   ¡A caray!. A lo peor si vamos derechito a la Oclocracia, digo, pero todavía no nos damos cuenta y la clase política no sabe Historia aunque siempre está en la histeria, fíjese.
   Pero no, en México, un país tan especial, nos hemos brincado alegremente a Platón y también a Aristóteles, porque no vivimos en una monarquía, ni constitucional ni parlamentaria, aunque es probable que sí sea una monarquía sexenal, como bien lo dijo Vargas Llosa pero no estoy muy segura.
   Y la Democracia, una de las formas puras de gobierno, según Aristóteles, tampoco la veo con buena salud, la pobre, porque está enferma de una cosa que es la forma impura y corrupta, la Demagogia, que usted puede ver, sentir, palpar, pagar y sufrir todos los días cuando escucha a los parlamentarios federales y estatales haciéndole al cuento y se miran las fotos donde se regalan canastas básicas, sillas de ruedas y otras maravillas, digo.
   Para colmo, nos brincamos a Polibio, que pretendía un "equilibrio de poderes", cosa que ¡ni soñando miro!, mi respetable preguntón, que me ha puesto a trabajar horas extras.
   Creo, (todavía sigo bajando libros del librero), que también nos brincamos a Maquiavelo: "O todos los estados son Repúblicas o son Principados", dijo en 1513.
   Quién sabe, medito, quien sabe. República - república, lo que se llama república, pues no estamos muy seguros, pero en cuanto a lo de Principado si me queda la duda maquiavélica, porque usted podrá notar que tenemos el principado de Michoacán, el principado de Puebla, el principado de Nuevo León, el principado de Cancún y otros que se me olvidaron. Pero no. No están reconocidos por nuestras leyes, todavía...
   Como estoy realmente atorada y ya he salido al jardín a gritar como dos veces ante la imposibilidad de encontrar una respuesta clara, porque todavía me falta estudiar la Dictadura Militar, el Semipresidencialismo, el Parlamentarismo, el Unipartidismo y otras madres, mejor recurro, como siempre, a reírme alegremente del mundo en que vivo, para no seguir llorando que se me estropean las pestañas, digo y acabo por descubrir, ya en plan de maestra, que no terminé de explicarles quien carambas es Pluto, que no es otra cosa que el Dios de la Riqueza, hijo de Ceres y Jasón, quien no sólo andaba de picos pardos por el Vellocino de Oro sino por otras cuestiones. Pluto, abrazando su Cuerno de la Abundancia, es ciego, porque el malvado de Júpiter le quitó la vista que repartiera la riqueza sin distinción de persona: aquí en México, le pusieron lentes.
   Claro, que, todavía por definirse, también tenemos en nuestro país la "Bebecracia", (un montón de chavalitos y barbies despampanantes que no saben ni la U, pero que son diputados, senadores, funcionarios, dirigentes y otras cosas).
   Y, por supuesto, tenemos la Narcocracia y si no, que se lo pregunten a los desaparecidos... cuando los encuentren.
   También existe la "Cleptocracia", forma de gobierno descubierta por un buen amigo, que es persona culta, leída y escribida, además de honesta. Es claro que está en proceso de institucionalización y luego les cuento.
   Seguiré estudiando, porque me quedan muchas "cracias" por descubrir.
   ¿Pregunta contestada, mi joven lector?... Uffff
 
 
 
 

miércoles, 30 de julio de 2014

EL DÍA DEL TEMBLOR

 
   Cada vez que tiembla, (martes, 5:46 de la mañana, 6.4 Richter), pienso en mis padres. (No joven amigo, no en esos viejitos necios que son los abuelitos de sus hijos. No.) Yo pienso en mis padres jóvenes, hermosos y enamorados, que hicieron más cosas de las que ustedes y yo hemos hecho o llegaremos a realizar.
   Pienso en ellos y en una de sus historias de amor. Ocurre que mi madre, una güera grandota y bella, maestra normalista a la vieja escuela, llegó a un hermoso pueblo donde mi padre, el guapo, la miró y dijo: "Con ella me voy a casar". Los amigos se rieron, pero así fue. Festejaron poco más de sus Bodas de Oro, antes de partir.
   El caso es que Mamá, fuereña, culta, directora de la Escuela Primaria del lugar era una de las personalidades del pueblo, (los otros eran el alcalde, el cura y mi papá), y a pesar del agnosticismo de mi padre, ("yo creo en Dios, no en los curas", decía), se organizó en Semana Santa una representación teatral donde a Papá le tocó el papel de Herodes.
   Gran escenario, todo el pueblo reunido, banda pueblerina, discursos, obra de teatro. A Papá lo sentaron en una silla de esas grandotas como de obispo, bien caracterizado.
  Con su hermosa voz, su parlamento, en el momento de la muerte de Cristo, lo obligaba a decir:
   -¡Pero que es esto, la tierra tiembla!...
   Y tembló.
   Y allá va mi padre, con todo y trono de Herodes, proscenio y demás parafernalia, al suelo, mientras la obra de teatro se iba al carambas y se armó la tremolina. Mis padres lo contaban muertos de risa y cada vez ponían más detalles...
   Pero esta vez no sólo pensé en mis padres, sino en todos los temblores por los que hemos estado pasando los mexicanos quienes, sin darnos cuenta, estamos inmersos en un período de "sismismo". No me equivoqué, repito, SISMISMO, que no es otra cosa que un "conjunto de fenómenos sísmicos considerados colectivamente", que nos han estado moviendo el piso, el techo, la cuenta de banco, los impuestos y otras madres y no hay protesta que valga, ni caminata, ni marcha, ni será el sereno.
   Porque si usted se fija, estamos inmersos en los estremecimientos de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, los calambres de la Ley de Inversión Extranjera, la temblorina de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, los espasmos del Código Penal Federal, los temblores de los ejecutivos estatales antes la Ley Federal de Entidades Paraestatales, y los estertores, casi epilépticos, de la Ley de Educación...
   ¡Ya no pongo más!, tengo a la vista no menos de 25 nuevos lineamientos jurídicos  federales, más los estatales y los que se acumulen esta semana, que han cambiado en los últimos meses y ya todo lo que estudié en derecho no me vale para un carajo, a pesar de mis dieces.
   Al final, llego a pensar que el sismo del martes pasado no fue un simple acomodamiento de las capas tectónicas de la Tierra, sino que la Tierra, como el ente vivo que es, se sacudió los hombros abruptamente para ver si era posible librarse de esta raza bípeda, nosotros, que la estamos llevando al matadero.
   Bien decía mi padre:
   -¡Pero que es esto, la Tierra tiembla!...
    Y nada más...
 
 
 
  


martes, 29 de julio de 2014

AVES DE RAPIÑA

   Es claro que todos ustedes conocen las aves de rapiña, las cuales, según mi diccionario siempre a la mano, "tienen el pico encorvado con la mandíbula superior ganchuda, patas plumosas, tarsos con escamas, dedos musculosos, ásperos por debajo, unidos por su base y con uñas robustas, encorvadas y puntiagudas y pulgar dirigido hacia atrás, a la altura de los demás dedos".
   Pueden ser, en Zoología, "diurnas como las falcónidas y vultúridas y otras nocturnas, como las estrígidas".
   A estas alturas de mi aprendizaje, estoy botada de la risa, porque he aprendido un par de palabrotas que utilizaré la próxima vez que tenga algún encuentro desagradable:
   "Eres un vultúrido", le diré a no se que individuo y me iré tranquilamente, en tanto el pobre hombre aprende a leer y se compra su diccionario.
   Sigo mi clase de hoy y aprendo que las aves rapaces, (aves de rapiña), son, entre otras, el águila, cóndores, búhos, quebrantahuesos, alimoches, cernícalos, serpentarios, lechuzas, caranchos, milanos, gavilanes, harfangos, mochuelos y cornejas y ya no pude seguir leyendo, porque mi vocabulario habíase ampliado lo suficiente para enfrentarme al mundo en que vivimos y poner pinto a quien tuviese la osadía de enfrentarse conmigo en un duelo verbal, (la espada del Abuelo está guardada y he vendido toda mi colección de pistolas, ni modo), que la palabra y la pluma son más poderosas, todavía.
   Acabé pensando en las aves de rapiña después de leer los diarios y escuchar las noticias: ¡carajo!, hombres rapaces, me dije.
   Y como no me gusta dejar las cosas a la mitad, quise darme esta lección "zoológica-literaria-sociológica", para comprender todas las palabras y las imágenes conque me aturullan cotidianamente, en mal español, ni modo, y que me dejan exhausta, como si hubiera corrido detrás de los niños que corren para huir de la guerra, o de la mujer que lleva dos ovejitas en un cesto sobre la cabeza tras los bombardeos en Gaza, o la mujer que llora porque le han matado al hijo, en Puebla, o enfurecida con la mujeruca que, en Ucrania, amaneció maquillada con el maquillaje que le robó al cadáver de otra mujer muerta en el avionazo...
    O con nuestros legisladores "falcónidos - vultúridos", (por lo diurno, nada más), que han convertido la sede de las Cámaras en patio de vecindad, en mercadillo sobre ruedas, (con todo respeto para los mercaditos), en tianguis de cuarta, en arena de circo donde sí hay animales, pero sólo tienen dos patas y el domador se fue a dormir la siesta por la canícula...
   Pero luego me quedé pensando, (a veces, lo hago), en que lo de hombres rapaces, aquellos dados al hurto violento, no sólo son aquellos que roban lo material, sino que bien pueden ser aquellos que, posicionados en la cúspide del poder, nos andan robando, despacito, muy despacito, muchas de nuestras libertades, de nuestra paciencia, de nuestros derechos, de nuestras vidas, así nomás, como sin darse cuenta y como en este momento me acabo de beber un trago de vino para pasar el mal trago, acabé por redactar un "punto de acuerdo nacional" y proponer que, de plano, a todos los futuros candidatos de las elecciones en todo el país, les hagan un examen "rapacífero", para estar seguros de que reúnen las cualidades necesarias inherentes a la labor pública o séase, las características de los falcónidos, vultúridos y estrígidos y, en caso contrario, no podrán ser electos, faltaba más.
   Estoy segura de que aprobarán con diez.
   Y nada más...
  
  
  

 SAN VALENTÍN, EL ENAMORADO              Yo quería escribir toda suave y modosita sobre San Valentín y contar su enamoramiento de la hija de...