domingo, 13 de mayo de 2018

DIEZ: LA MAESTRA PERFECTA

   Cuando aquella tarde de sábado regresé con una sonrisa de trenza a trenza y le dije a mi Madre mis nefastos propósitos de concursar para Rosa Guadalupana y coronar a la Virgen de Guadalupe el 12 de Diciembre, mi Madre sonrió... 
   Inmediatamente sacó su cinta métrica y me tomó medidas, (era yo una niña grandota y más bien rotunda y crecía que daba miedo), y anotó los metros de tela, satín, tules, encaje de bolillos, "piedrería" y otras maravillas para el traje que luciría en tal fecha, porque estaba segura de que ganaría el concurso, puesto que mi hermana mayor, Raquel, era mi presidenta del Comité y la pequeña Pilar de cuatro años era "vocal"... 
   En esas estábamos cuando apareció, no se cómo, la Maestra: 
   -No puedes ser Rosa Guadalupana porque no sabes leer y tienes que leer la Misa y el Rosario ese día... Y estamos a mediados de octubre. 
   Hice un berrinche de antología y la Maestra me sentó en la mesa del comedor: 
   -Eme a, má, eme e, me, eme i, mí... ¡buaaá!...
   Mi Madre cosía el vestidito y la Maestra me traía frita: 
   -Veamos la lectura...
  Es claro que aprendí a leer y es claro que gané, pero la Maestra no me perdonó una sola tarde de juegos. Todo era la cartilla... 
   Años después, llegué feliz: 
   -Mamá, me seleccionaron para representar a mi salón en el concurso de oratoria... 
   Mi Madre en ese momento, después de felicitarme, se puso a revisar el uniforme que llevaría en ese día y, sobre todo, la maldita corbata azul marino que yo siempre traía echa un tiliche... "Habrá que comprar otra, dijo Mamá"... 
   Y tampoco sé cómo, apareció la Maestra: 
   -¿Y qué tema te dieron?... 
   -Es tema libre, dije, más bien aterrada... 
   -¿Y de qué quieres hablar?
   -De la mujer... 
    La Maestra disimuló una sonrisa y preguntó por qué.. 
   -Porque a las niñas nos tratan mal y la cancha de juegos está fea y la de los niños está muy bien y los baños de niñas son horribles y todo eso... 
   -Bien, dijo la Maestra. Escribe un borrador de dos hojas para que podamos repasar el tema y la voz y ya veremos si puedes... 
   Dos horas después, mientras Mamá terminaba de preparar la cena, la Maestra me pidió el borrador y lo leyó cuidadosamente y, sin saber cómo, me ví elevado cinco centímetros del piso, colgada de la oreja derecha, (que todavía me duele): 
   -¿Tú escribiste esto?
   Síiii 
   -Hoja se escribe con hache... Trae tu cuaderno y escribe hoja doscientas veces... Llegué tarde a la cena. 
  Otros muchos años después, llegué feliz: 
   ¡Mamá!, me voy de viaje. Me tocará escribir los discursos y hacer unos versos para cada país que visitemos. Sólo puedo llevar una maleta para dos meses. Y el neceser chico... 
    Muy bien hija, dijo Mamá. Y comenzó a preparar la maleta, medianita y que no pesara y me enseñó, de nuevo, a doblar la ropa y a repetirme cómo se lavaba por la noche, para que estuviera seca por la mañana y patatín y patatán... 
   Y apareció la Maestra, cuando más feliz estaba, preparando mis "hot- pants" azules y mis botas imitación piel de serpiente... 
   -¿Quién es Torrijos?--- ¿Quién es el presidente de Honduras?.. ¿Cuál es la moneda de Guatemala?.... 
   Ante mi culpable silencio, la Maestra me mandó fuera, esta vez la biblioteca y por las tardes me interrogaba...
   Otros muchos, muchos años después, mi Madre se adelantó en el camino, una aciaga tarde de mi vida, un día en que, otros muchos, muchos, muchos años después, nació mi segundo nieto, dejándome desolada para siempre jamás... 
   Y el mismo día y a la misma hora, también se fue la Maestra... 
   Mi Madre. La mejor Maestra que he tenido en un jardín de niños, una primaria, una prepa, dos carreras profesionales y toda una vida. 
   Y en la figura de mi Madre, Maestra Normalista, rindo tributo a los buenos maestros mexicanos... 
   Diez: la Maestra Perfecta... 
   Y nada más... 





   
  

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