sábado, 24 de mayo de 2014

MANTENIMIENTO

 
   Sin previa cita, me tomo un expresso doble, cortadito y con Pooky, a las 6:45 de la madrugada me lanzo a la buenaventura. Cecilia nos recibe tan amable como siempre: "No se preocupe, maestra, a mediodía estamos listos"... Gracias, murmuro yo, que necesito de urgencia otro café...
   Sopetecientos mil pesos más tarde, Cecilia me informa que todo correcto. Nomás me firma aquí, por favor, y espere en la sala de espera y listo...
   De regreso, Pooky no me dirige ni media palabra...
   Envalentonada por Pooky, decido visitar a mi propio médico, previa cita, como es claro y espero que esta vez no esté en ningún congreso...
   -Qué gusto verla por aquí, señora!, Cuénteme todo...
   Allí es donde uno comienza por explicar que tiene un dolor que se le corre por aquí, pero más bien por allá, que en lo general está bien, pero que en lo coronel más vale prevenir que lamentar y por eso acudo con él, que me parece de lo más valioso, digo...
   -Naturalmente, señora. Gracias. Estamos más o menos por patatín y patatán, me explica, pero dadas las circunstancias colaterales y conexas, (refiriéndose sin duda a mi edad, estatura, peso y otras similares), para dar el mejor diagnóstico, preciso que se realice usted los siguientes exámenes...
  Y se tarda un poco, porque me da una larga lista llena de siglas, -por los siglos de los siglos, amén- que de entrada me espantan y de salida, peor, porque es algo así como un TP, un tapatío, un EGO, super EGO, un URO, un USB... (no, no, nó, el USB es de la Chirrip, mi PC, qué susto), un USG y otras maravillas que no comprendo y se toma usted dos litros y medio diarios de agua natural, al tiempo y el viernes dos litros de agua de Jamaica y entonces, con los resultados, aquí nos vemos...
   Como mi otro médico me pide más o menos lo mismo, "antes de un diagnóstico adecuado, fíjese", decido llamar a mi amiguita Lulú:
   Lulú llega de madrugada y me da un poco de miedo, armada de una jeringa gigante, frascos, torundas, liga para el brazo, frasquitos pequeños, etiquetas y una factura que casi acaba con mis reservas vitales:
   -Un piquetito, maestra, que no duele... ¡Y sin nadie que me apapache a las 7 de la mañana!...
   Finalmente, armada de un expediente digno del Pentágono, acudo a mi previa cita. No les cuento más nada, excepto que la visita a la farmacia acaba con mis reservas vitales...
   ¡Ayyy!, pienso. Aún recuerdo, (que no hace mucho, hombre), cuando mi madre decidía, un par de veces al año, que las niñas necesitábamos ser revisadas por el Médico:
   -¡Qué gusto doctor Sánchez Vargas!. Tómese un cafecito... El Doctor, que fue médico de cabecera de toda la familia y hasta que nos hicimos grandecitas, nos miraba con esa mirada de todos los médicos:
   -Saca la lengua y di Ahhhh...
   -Tose fuerte... otra vez...
   Luego, delicadamente, bajaba cada unos de nuestros párpados, los examinaba atentamente mientras yo estaba más bien bizca y me empezaba a doler la espalda de las palmadas de la tosecita...
   Todo bien, Maestra, le decía el doctor a mi madre. Las niñas sólo necesitan unas vitaminas, hay que prevenir las gripas y una purga para prevenir los males estomacales y nada más... En el raspón de la rodilla le pone vitacilina y en el moretón del brazo un poco de árnica...
   ¿Dónde se quedaron aquellos médicos generales de cabecera?...¡No sé y los extraño mucho!.
   Porque ahora, un dentista NO es un dentista: es un odontólogo. El otro, un ortodoncista, pero pediátrico, geriátrico y de adultos only. Y si usted necesita que le saquen una muela, debe acudir a un "cirujano dentista maxilo-facial", que no le saca una muela, sino que le hace una operación "osteoplastia" o algo parecido, le manda a casa con una tonelada de medicinas y una lista enorme de "indicaciones postoperatorias", que uno se muere pero del susto...
   Pero ni modo: después de los cincuenta, las tareas de mantenimiento son obligatorias, aunque no gratuitas ni laicas, porque uno anda con el Jesús en la boca...
   Pasen un buen domingo...
  
 
   

martes, 20 de mayo de 2014

LOS MARIACHIS CALLARON...

   Estoy en el portal de Veracruz, en Plaza de Armas, casi a la hora azul de Agustín Lara. A una hora en que, todavía, no llegan los elementos básicos de un portal veracruzano.
   Y entonces, de repente, los mariachis callaron...
   Pero se callaron porque, en la banquetita del portal de uno de los hoteles de lujo del puerto, en que estoy alegremente instalada, sábado, caraxo, ha llegado a poner su expendio una señora disfrazada de tehuana, que cargó, con mucho esfuerzo, una cubeta de plástico (de esas de pintura), una olla de peltre café de unos 30 centímetros de diámetro y otros tantos de alto, una bolsa de plástico llena de algo que descubrí más tarde, otra cubetita más chica, una olla thermos azul, (que se veía de lo más pesado), otra bolsa de mecate llena de vasos y platos de plástico y, ¡por fin!, se sentó, ¡exactamente frente a donde yo estaba mirando mi Plaza de Armas!, estorbando el panorama...
   Los mariachis callaron, digo. Pero se callaron, porque todos fueron con la disfrazada de tehuana, a pedir el "lonche"...
   -A mi el mole con arroz, sin pollo...
   -Póngame dos tamalitos rancheros...
   -No, doña. Yo nomás quiero unos tacos dorados, pero seis...sin picante...
   -¿Trae atolito de avena o qué?...
   Yo estaba decentemente disfrutando mi canasta básica, (queso, pan y vino), y llega la señora aquella a destrozarme las papilas gustativas porque, por supuesto, se me antojó toda la barbaridad de manjares mexicanos, de esos que, además del polvo de la calle, la basura que vuela, la falta de higiene y todo lo demás, ¡huelen a sábado de gloria!...
   Pero nó, me dije. Aquí me quedo, mirando... Miré de tal manera el negocio, (¡nada de facturas, notas, impuestos y otras madres!), que estuve a punto de renunciar a mi jubilación y hacerme un hueco allí mismo, hombre, que por las cuentas del gran capitán que le estuve contando, ganó en esa tarde más que muchos pobre jóvenes que se joden la vida en una oficina ocho horas diarias y, además, tolerando al jefe...
   Alberto, el ceremonioso mesero, me informa:
   -Es inútil, maestra. No la hemos podido correr de allí...
   -¡No me diga!, le dije, pero él si me dijo... Ni modo...
   Me cansé de rogaaarle.. Perdón. Me cansé de mirar el asunto e intenté mirar hacia los árboles de mi plaza, a la hora en que los malditos pajarracos hacen un escándalo bárbaro para buscar su rama favorita...
   El portal de Veracruz... A esa hora, pardeando la tarde, salen del hotel tres parejas de turistas despistados. Uno, con traje negro, corbata roja, zapatos y sombrerito blancos. Ella, con traje rojo con la pierna derecha al aire y una como mascada de tul blanco... El otro, con camisa floreada, sombrero y pantalón negro. De la tercera pareja ya no me fijé, porque estaba botada de risa...
   Seguro que vienen a filmar una telenovela mexicana, pensé. A lo mejor, la segunda parte del Danzón aquel en que destrozaron la historia del danzón, dije.
   Mientras, se me van los ojos tras el individuo papanteco disfrazado de papanteco, que exhibe unas varas largas con los voladores de Papantla: los cuatro muñequitos voladores vuelan, lentamente y el malvado se detiene frente a mi mesa, porque bien que sabe que lo estoy mirando y a punto de llamarle, hasta que el marido, que es hombre inteligente, me lo impide...
   El papanteco se va, pero llegan las chicas del tacón dorado... La verdad, muy elegantes. Es un bar de primera, ¡así te cobran el copetín!, y mientras los mariachis ya han tomado su segundo aire, los turistas con dos menyules a cuestas, se van tras la finta...
   ¿Usted, estudia o trabaja?...
   Ni estudian ni trabajan, pero no se los digan...
   Cuando los mariachis callaron, se arranca la Banda Municipal: "tarracacha chan chán, charrachán...!, porque es tarde de danzón y más tardan en soltar la última nota que arrancarse la marimba, ¡oye la marimba, como rezumba, cuando canta para tíiiii!...
  Y me fascina el portal de Veracruz, porque sólo aquí se ven todas estas cosas, grandes y maravillosas y porque he estado en muchas otras plazas, pero ninguna tiene este aire de fiesta todo el año, todo el día, pardeando la tarde, sobre todo, a la hora azul...
  Veracruz y su portal. Sobrevive, a pesar de que no hay partido que no quiera partirle más bien, lo que se dice, la progenitora...
   Y nada más...
  
 
  
  
 
 

domingo, 18 de mayo de 2014

OTOÑO

   Mi querida amiga Cristela me ha pedido copia de estos versos de amor. Aquí están, aunque es claro que estamos en domingo...
NOTA. Se leen acompañados de tu pareja, una copa de vino que se deje beber y una caja de pañuelitos...

OTOÑO

Aún nos queda tiempo
para decir te quiero
al hombre de mi vida,
al hombre de mis sueños,
el padre de mis hijos,
abuelo de mis nietos.
No sé por cuánto tiempo
nos proteja el destino,
pero hemos caminado
por el mismo camino...
Cruzamos los arroyos,
nos golpeó la tormenta,
hubo tardes muy tristes
y mañanas muy tiernas...
No miro mis arrugas
ni tu cabello cano,
sólo miro tu mano
que me diste hace tiempo,
cuando éramos tan jóvenes,
tan bellos, tan perfectos!
Estamos en otoño,
nos llegará el invierno,
pero hoy quiero decirte
que mi amor es eterno...

MARCELA.
Febrero 14, 214

 SAN VALENTÍN, EL ENAMORADO              Yo quería escribir toda suave y modosita sobre San Valentín y contar su enamoramiento de la hija de...