LOS REFRITOS
Pone usted, suavemente, una cucharada mediana de
mantequita de cerdo en el sartén, le agrega un cuarto de cebollita picada
finamente y agrega los frijoles recién cocidos, los plancha alegremente durante
un buen rato, hasta que los deja hechos talco, a fuego muy manso: si tiene
paciencia, logrará unos frijolitos refritos, de esos conque se rellenan los
pambazos, los emparedados de jamón y queso, los frijolitos refritos con los que
se hacen los "huevos tirados" que les fascinan a mis nietos y otras
maravillas de la gastronomía mexicana. De rechupete. (También se pueden moler en la licuadora. Pero la "licuadora" es ahora una palabra que da mucho miedo. Mejor con la cucharita de peltre, le digo).
Pero, ¡por favor!,
¡no me pongan ustedes "refritos" en las boletas de las próximas
elecciones del mes de junio!... ¡Por favor, nada de "refritos"!
Cuando digo "refritos", me refiero con toda
falta de respeto a los "mismos nombres" de hombres, mujeres y otros
géneros que no conozco, pero que no me molestan, que "buscarán ganar las
elecciones y sacar a los "transformers" de la jugada". ¡Por
favor!...
¡Nada de "refritos"... Y, en este caso, los
refritos no sólo son los frijolitos: los refritos son aquellos que han pasado
por la sartén política y se han tatemado alegremente y han hecho el ridículo
total: no los "refritos" recién hechos, sino los que, elección tras
elección, se presentan "con sus mejores galas y hasta se peinan",
para "ora sí, compadre, ái la llevamos y ya verás como ganamos", y
nos resultan diputados que no saben leer, diputados que llegan a caballo a las
Cámaras, diputados chapulines que brincan de partido en partido y al otro partido
y nos parten la madre política, alcaldes herederos de los viejos caciques,
alcaldesas que no leen, fíjese usted, síndicos que confunden su nombramiento
con la palabra "cínico", regidores que no tienen la menor idea de lo
que implican sus tareas, analfabetos funcionales y cosas peores, que las hay.
Ya se ha logrado, esto sí dicho con todo respeto,
"El Arca de la Alianza", (puerta del cielo, estrella de la mañana,
etcétera"). La alianza de diversos partidos para enfrentar un voto
comprado con vacunas y con los dineritos que se ganan los "siervos de la
Nación", (nombre que a Morelos lo tiene revolcándose de rabia en la
tumba), esos a quienes he visto avisándoles a los viejos "que su dinerito
se los pagarán la próxima semana o más tardar a fin de mes", en las
puertas de los bancos del "bien-sentar", (los viejos se sientan en el
piso porque están de guardia desde las 7 de la mañana, esperando), mientras los
siervos han sido vacunados y reciben sus diez mil pesitos y cacho,
religiosamente, cada mes, fíjese nomás. Los he visto. Los he increpado. Me han
agredido y los he mandado al carajo. Fíjese.
Las "carreras políticas" existen. No son
hereditarias: son fruto del trabajo. Pero se comienza desde poner pasacalles de
propaganda, aprender los Documentos Básicos de cada partido, (el que usted
elija), ser oficial B, (ve por un café), escuchar a los viejos maestros,
aprender tolerancia. Aprender respeto. Aprender a servir.
No nomás el café: servir a la sociedad.
De ninguna manera estoy en contra de las "carreras
políticas": existen hombres y mujeres cuya función en la vida, en su vida,
es la Política. Pero con mayúscula. Lo hacen bien y conozco muchos ejemplos,
que me guardo y que escribo para mi próximo libro.
Estoy en contra de las "carrreritas políticas"
que se basan en la ambición: "la ligo de diputado y salgo de pobre",
"yo si puedo hacer lo que el otro no pudo", "si Fulanito es
Senador yo también puedo", "ora me toca a mí"...
Los refritos. Así les llamo, con todo respeto a los
frijolitos.
Currículum: "Reina del Carnaval: diputada". "Reina de la Belleza", senadora. "Hijitos de Papá: senadores". "Hija de cacique: alcaldesa".
"Ex Alcalde: diputado". "Comunicador mediocre: diputado". "Compadre
de la comadre del diputado: regidor". "Chofer del líder del
sindicato: síndico". "Hijita del eterno líder de la basura:
diputada"...
Usted se sabe otros ejemplos. No llore. Aguántese.
Porque usted cometió alguno de dos errores: PRIMERO: no fue a votar porque "está harto
de la situación". SEGUNDO: votó a lo tarugo, por un cambio que nos ha
destrozado la vida.
Y cuando acabo de enterarme de que "les dieron
permiso a los Estados", ¡que son Autónomos, carajo!, conforme a la
Constitución Política de los Estos Unidos Mexicanos, "para comprar
vacunas" y que también les dieron permisito a los particulares para
comprar vacunas contra el Covid, se me "cae la cara de vergüenza",
como dirían los abuelos, de vivir en un País que, en este momento, debe
aprender de nuevo a respetarse a sí mismo.
Los refrititos....