sábado, 14 de junio de 2014

CARTA A MI PADRE

Papá; ti había pensado
escribirte estos versos
de calcetitas blancas...
Pero pronto
ajustaré treinta años
y mi voz no es la misma
de la escuela primaria.
Ya no soy una niña y de repente
descubro que te quiero
con madura dulzura de recuerdos,
de muñecas y lágrimas...

¡Los años que han pasado, Papá!
¡Cuántos caminos caminaron tus pasos
paralelos al paso de mi Madre
para llegar al hoy y esperar a mañana!
Las penas que han sufrido, Papá...
(Yo recuerdo los llantos de mi Madre,
las esperas nocturnas,
las tranquilas sonrisas,
los hijos que crecían: el amor maduraba).

¿Recuerdas
las monedas de cobre que dejabas
caer en nuestras manos
en el viejo molino de tu pueblo?
De reojo, Mamá nos observaba...

¿Y te acuerdas, Papá,
del Güero de Orizaba?
¡Las montañas de helados de vainilla,
de fresa, de guanábana!
Los bigotes de chocolate dulce
las manitas manchadas!
Yo me acuerdo, Papá...

Y me acuerdo también
de aquella noche triste
en que murió Pierrot
a la luz de la luna,
mis lágrimas amargas..
Y ese pozo en el patio,
el horno de la casa,
tus manos con cincel y con martillo,
-las ruedas de molino-
molienda de mañana..

Yo me acuerdo, Papá,
de aquellas cosas buenas
que compartimos todos en la sala
de una casa de pueblo
de médicos piratas
de curas pregoneros
cafetal y guitarras...

(Pero Papá: he crecido.
Me encuentro en el espejo reflejada
la cara de mi hijo
y treinta años de tiempo a mis espaldas...)

Crecimos lentamente. Maduramos
llegamos a la orilla de la risa,
del llanto y la palabra.
Descubrimos que el mundo no es tan fácil
como ayer... Pero basta:
he dicho que este verso
es de calcetas blancas.

Y luego de repente
el equilibrio en los tacones altos.
La figura se alarga. Pilar se va a Xalapa,
(la que enseñaba en sueños
enseña niños
como perros y gatos en un costal).
Los hermanos casados
el nacimiento de los hijos,
del hijo de mi sangre....

Pero los tiempos cambian, Papá.
Tu eres el sostén de una familia
y mi madre, Pilar...

Y estos versos, Papá, son mi regalo,
-aunque me falta mucho por decirte,
y aunque tengo treinta años-,
porque hoy me visto con mi traje de niña
Para decir, Papá, que todos te queremos.
Mi madre, mis hermanas, mis hermanos
las ramas de tu árbol
desde ayer y para siempre. Amén...
Veracruz, 1975.

(Fragmentos)

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